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miércoles, 3 de febrero de 2016

Los nuevos desafíos, por @lmesculpi



Luis Manuel Esculpí 02 de febrero de 2016

Como era previsible el centro de atención política se ha trasladado a la Asamblea Nacional. La importante victoria obtenida por las fuerzas democráticas ha rescatado el rol de la instancia legislativa como órgano esencial del debate político nacional. De allí la justeza de la decisión adoptada para garantizar que los principales dirigentes de las organizaciones políticas, se situaren en esa importante tribuna.



En pocos días de gestión la nueva mayoría ha mostrado significativas diferencias con la anterior conducción: la presencia de los representantes de los medios de comunicación en sus diferentes actividades, la comparecencia de sectores afectados por problemas nacionales a las comisiones que los tratan, e incluso la calidad de los debates son apenas unos rasgos, que apuntan a balancear positivamente el papel que puede cumplir el parlamento con una dirección distinta.

También era previsible -en alguna medida- la resistencia que ofrecería el ejecutivo a las ejecutorias del legislativo, Maduro nunca ocultó el propósito de usar el Tribunal Supremo de Justicia para obstaculizar la labor de la Asamblea Nacional.

En su repetitivo discurso el Presidente evidencia -por lo menos en público- él no haber asimilado la lección de diciembre, pretende actuar como si nada hubiese ocurrido. Ante la gravedad de la crisis económica, insiste en "correr la arruga", anunciando que pronto hará importantes anuncios, para recurrir siempre al mismo ritornelo. Tímidos reconocimientos de la existencia de una "difícil situación", resultan tremendamente insuficiente, el tiempo sigue transcurriendo y ya no dispone de él. A medida que pasan los días los problemas se agudizan y las soluciones serán más costosas. Su reacción después de la derrota y el abordaje de todo lo relacionado con la gravedad de la crisis, ha evidenciado frente a sectores que incluso antes lo respaldaron, su incapacidad para conducir al país y su indisposición para dar un golpe de timón.

Este cuadro resulta verdaderamente alarmante y coloca a la oposición frente a nuevos y relevantes desafíos, si bien es cierto -como señalamos al inicio- que el haber alcanzado la mayoría parlamentaria y desde allí estar realizando una importante labor de contacto y comunicación con sectores y comunidades duramente afectados por la crisis general, constituye un avance significativo en nuestra lucha; también es cierto lo que siempre afirmamos: este sería un paso fundamental para alcanzar el cambio político y que podría despejar el camino para lograr el objetivo.

La Mesa de la Unidad Democrática tiene que asumir la urgencia de los nuevos desafíos: elaborar la ruta para avanzar y alcanzar el cambio político es una tarea urgente y exigente a la vez, de tal magnitud que requiere trascender el ámbito parlamentario y demanda de la dirección un esfuerzo de imaginación y creatividad, de adecuación teórica y orgánica a la nueva realidad.

La capacidad demostrada por la dirección en el diseño de políticas, en perseverar sin distraerse de los objetivos y metas trazadas, tiene que ponerse en acción con renovados bríos, para situarse nuevamente a la altura de las exigencias actuales. Con la firmeza y el aplomo que ha caracterizado el comportamiento de la MUD -superando sus limitaciones y carencias- debe asumir los desafíos decisivos del presente. Por encima de cualquier interés parcial o grupal estará siempre el interés nacional que hoy demanda con urgencia el cambio de rumbo. Como en otros momentos nos colocaremos a la altura de sus demandas, para alcanzar el cambio, avanzar en la reconstrucción del país y superar este triste capítulo de nuestra historia.

Luis Manuel Esculpí

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