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domingo, 11 de octubre de 2015

Transformar la sociedad desde la familia, por @felixpalazzi



FÉLIX PALAZZI sábado 10 de octubre de 2015

La lucha por subsistir y el tono claro-oscuro de nuestra esperanza por un futuro mejor nos disuade a pensar ciertos temas. Con frecuencia, cuando nos referimos a la familia sólo nos viene a la memoria esa frase que continuamente repetíamos desde niños: "la familia es la base de la sociedad", aún sin saber específicamente qué podía significar aquello, más allá de aceptar que sin la familia no existe la capacidad real y práctica para que una sociedad subsista.

En los países donde la taza de natalidad ha decaído drásticamente es más notoria la fragmentación social. Pero esta no es la realidad de nuestro país, donde la taza de natalidad no es un problema. Lo que sí es un problema real y dramático en nuestra nación es que las familias están siendo afectadas por la violencia desbordada que asume distintas formas y modalidades que van desde la verbal hasta la más dramática del asesinato.

Las familias viven un proceso de desorientación ante la dureza de la situación actual. Son mutiladas por la ausencia de alguno de sus miembros obligados a buscar un futuro mejor fuera del país. También están siendo confrontadas o polarizadas como efecto de una sociedad dividida. En este sentido hablar sobre la familia es una urgencia en nuestro país. Pero esto no es posible desde un púlpito alejado. Hay que bajar el discurso abstracto y reconocer los retos que nos pone nuestra realidad para discutirlos y asumirlos.

Francisco se encuentra en una de las etapas más delicadas de su ministerio al haber inaugurado el sínodo de los Obispos con la finalidad de pensar "argumentos de gran importancia y gravedad" en relación con la familia. En sus palabras de apertura recordó a los obispos participantes que "el sínodo no es un Parlamento, donde para alcanzar el consenso o un acuerdo común se necesita negociarlo, entre bandos o compromisos. El único método del Sínodo es abrirse al Espíritu Santo, con coraje apostólico, con humildad evangélica y oración confiada". El Papa se refiere a Cardenales, obispos y tantos otros que, prejuiciadamente, se oponen a cualquier cambio.

Un sínodo no puede definir cuestiones dogmáticas. Esta tarea le corresponde a un Concilio Ecuménico. El término sínodo, de origen griego, significa "caminar juntos". El sínodo de los obispos es una institución permanente creada por el Papa Pablo VI para mantener vivo el espíritu de colegialidad y comunión que había sido pedido por el Concilio Vaticano II. Al finalizar el sínodo se realiza una declaración postsinodal que la firma el Papa.

Francisco recordó brillantemente en estos días que el "vínculo de la Iglesia con la familia es indisoluble". La indisolubilidad la ha situado, no solamente en el matrimonio como entidad en sí misma, sino también en "la relación de la Iglesia con la familia". Se trata de un giro admirable en el uso de los conceptos pues coloca la discusión del problema en torno a un tema álgido, como es la capacidad de la Iglesia para comprender el mundo actual.

El Sínodo tiene el reto de hablarle a una sociedad debilitada por la soledad y la indiferencia, así como dividida en facciones polarizadas. Tendrá la tarea de explicar la necesidad de recuperar el vínculo familiar como valor para rescatar la vida en común como criterio y núcleo social que expande su influencia y valor a un contexto sociocultural y político mayor. Se trata, pues, de rescatar el "espíritu familiar" y desde ahí transformar la realidad presente, permeando las relaciones políticas, económicas y sociales que vivimos. Es este espíritu familiar el que "libera de las aguas de la indiferencia" en las que estamos sumergidos.

Felix Palazzi
Doctor en Teología
felixpalazzi@hotmail.com
@felixpalazzi

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