Por Arnaldo Esté
Tal pareciera que la
proximidad de las elecciones hiciera reflexionar a la gente: una suerte de
confesiones, de “vamos a hablar claro”.
Pongamos algunas cosas en
resumen.
Las encuestas y el ambiente
dicen que los opositores van a ganarlas. Yo creo que las van a ganar con una
significativa ventaja, incrementada por un sistema electoral que menosprecia
las minorías.
El Consejo Nacional
Electoral se aferra a la rectitud técnica con sus cuentas y máquinas. Olvida al
fraude lento del ventajismo y el peculado que hace la gente del gobierno cuando
usa los bienes de la nación: medios de comunicación, transportes, bienes y
tesoro no solo para el populismo convencional sino para sus trajines
propagandísticos (reiterativos, poco originales, inoportunos).
Olvidan tanto el CNE como
los otros sumisos poderes el grave daño ético a largo plazo que le causa al
país y su cohesión el desgaste de la confianza y la violación reiterada de la
Constitución.
Con o sin sinceridad –que en
política poco interesa– se descubren en personalidades del gobierno rostros y
expresiones preocupadas. El recurso de la guerra económica y el bachaqueo
culpable se debilita, los conflictos de fronteras, que destaparon juegos
cívico-militares mafiosos, se hacen caliches y peligrosos, y comienzan a hablar
de medidas económicas y hasta llaman a firmar pactos de respeto a los
resultados electorales.
No se siente mucho la
actividad de calle de los candidatos opositores y hay pocas maneras de saberlo,
pero debería haberla.
El provincial de los
jesuitas, Arturo Peraza, profundizando en cosas que ya había publicado la
Conferencia Episcopal, contextualiza el mesianismo carismático del presidente
difunto, la imposibilidad de reemplazarlo, el populismo y el rentismo, la
gravedad de la crisis y la necesidad de buscar otros rumbos con diálogos y
negociaciones.
Este cuadro habrá de
intensificarse en los próximos días y la certidumbre creciente en el triunfo
opositor actualizará la pregunta que ya ha rondado: ¿qué haremos después del 6
de diciembre?
He insistido con otros, y
con lo que dice Arturo Peraza, en la necesidad de marchar hacia la transición
con el diálogo y la negociación. Precisando que los problemas son tan graves y
la reconstrucción tan difícil que solo puede lograrse con proyectos de toda la
nación, con un gobierno de coalición, con una profundización de la democracia
como metodología de búsqueda y creación, mucho más que como una tramoya
electoral o simple juego parlamentario.
10-10-15
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