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lunes, 12 de octubre de 2015

Los sangrientos planes de Chávez y su renuncia en abril del 2002, por @DelgadoAntonioM



ANTONIO MARÍA DELGADO 11 de octubre de 2015

Cuando se sintió arrinconado por las masivas manifestaciones emprendidas en su contra y vio que cientos de miles de venezolanos marchaban hacia el Palacio de Miraflores para exigir su renuncia, el presidente Hugo Chávez ordenó la activación del Plan Ávila, medida de último recurso para tomar militarmente a Caracas bajo un escenario de conmoción extrema.


La orden implicaba que habría cientos, quizás miles, de muertes, y conllevaba lanzar los tanques y la tropa armada para combatir militarmente a los manifestantes. Era un plan inicialmente diseñado para controlar a la capital en casos de emergencia nacional similares a los sangrientos disturbios de 1989, conocidos en la historia venezolana como el Caracazo.

Pero a Chávez no pareció inquietarle demasiado que su orden tendría un elevado costo en vidas, señala Ángela Zago, periodista y escritora quien presenció muchos de los controversiales eventos que condujeron a la breve salida del poder del militar venezolano en abril del 2002, y los acaba de reseñar en su nuevo libro, “En Nombre de los Pobres”.

Lo que sí le inquietó fue que los militares a quienes le dio la orden, se rehusaron a obedecerle.

“Él [Chávez] llama a aplicar el Plan Ávila cuando la marcha ni siquiera había llegado a Miraflores”, relató Zago en una entrevista telefónica. “Pero los militares lo desobedecen, y él llega a la conclusión que ya había perdido el poder en ese momento”.

Es allí que Chávez decidió irse, acción que luego fue reiteradamente negada por el oficialismo y que en un intento por reescribir la historia trató de registrar los eventos del 11 de abril como un golpe de Estado, llegando incluso a anular una sentencia inicial emitida por el Tribunal Supremo de Justicia declarando que en abril se había provocado un “vacío de poder”.

El gobierno dice que a Chávez lo tumbaron, pero la verdad es que el mandatario ese día renunció más de una vez, sostuvo Zago.

“Tres veces renunció. Renunció delante de los representantes de la Iglesia de Venezuela, renunció delante de un grupo de oficiales de alta graduación, y renunció por escrito, en una carta escrita a mano”, dijo la periodista, quien entrevistó en numerosas ocasiones a Chávez, cuando esté estaba preso en una cárcel militar por la intentona golpista de 1992 y que 10 años después formaba parte de la marcha opositora.

Y la carta de renuncia fue redactada bajo voluntad propia, dijo Zago.

“No fue porque los militares lo tenían preso, no fue porque los militares le estaban apuntando con un arma, no fue porque su vida corría peligro. Fue sencillamente cuando él se da cuenta que los tanques que habían salido [cuando Chávez ordenó el Plan Ávila] se regresaban a sus bases, y que los militares se negaban a asesinar a la gente, a sacar a los soldados y a disparar. Allí es que toma la decisión de renunciar”, relató.

El episodio queda ampliamente descrito en el último libro de Zago, el cual también brinda los pormenores que condujeron al retorno de Chávez tres días después que se separó del poder.

Disponible en Amazon, la obra cuenta con importantes documentos y anécdotas que ilustran el turbulento episodio de la historia venezolana, así como importantes reflexiones sobre las razones por las que Chávez regresó triunfante para terminar de consolidar el poder casi absoluto en la nación sudamericana.

En el caso de la participación de los militares venezolanos, éstos honraron su compromiso con la sociedad venezolana al rehusarse a unir filas con los francotiradores del chavismo que ese día salieron a disparar a sangre fría contra manifestantes venezolanos, como si fuesen presas de caza.

Pero también son los responsables del retorno de Chávez, al rehusarse a acompañar los esfuerzos de Pedro Carmona Estanga, entonces presidente de la máxima organización de empresarios del país, Fedecámaras, por tratar de conformar un gobierno de transición, con la emisión de un muy polémico decreto.

Ese decreto carecía de toda válidez, coincidió Zago.

Los militares, sin embargo, tenían muchas otras opciones, más allá de salir a buscar a Chávez, quien ya había renunciado. Pudieron, por ejemplo, haber convocado nuevas reuniones, con distintos sectores, para conformar ellos mismos una junta que velara por la transición, comentó.

Muchos de ellos terminaron pagando muy caro su decisión de traer a Chávez de regreso, incluyendo el general Raúl Baduel, quien finalizó yendo a la cárcel pese a que jugó un papel instrumental en el retorno del gobernante.

Sin embargo, hay que agradecerles que se rehusaron a cumplir con las órdenes de Chávez, dijo la escritora.

“Si los militares hubieran hecho lo que Chávez les exigió, no sabemos realmente cuántos miles de muertos hubieran ocurrido ese día”, manifestó.

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