Sofía Torres 07 de octubre de 2015
@soficarol21
El
jefe del comando de campaña Venezuela Unida, Jesús “Chuo” Torrealba, analizó
los escenarios que pueden desarrollarse tras la elección del 6 de diciembre,
fecha en la que se iniciará un duro camino para sacar a Venezuela del “sótano”
donde está.
Con
fuerte convicción destacó la viabilidad de una mayoría calificada en la
Asamblea Nacional, dado el declive de un gobierno carente de gestión y las
acciones en positivo de las fuerzas del cambio.
Torrealba
no dejó de insistir en la construcción de una ciudadanía democrática y más
sólida como la única forma de evitar la estafa de mesías fraudulentos que en el
mañana aparecerán.
Visión de crisis compartida
A la
unidad le lanzaron le decisión de modificar las reglas del juego para la
conformación de la maqueta de candidatos una vez que estaba lista con el tema
de la paridad, después la inhabilitación de 10 candidatos en dos semanas, luego
se robaron mediante un jardín judicial la directiva de dos partidos, de Copei
y Min Unidad. Han hecho de todo y ante
cada agresión respondemos, nos organizamos
y seguimos adelante, eso no hubiera ocurrido en otro momento, en otra
ocasión cualquiera de esos elementos nos hubiera estancado en una discusión de
meses.
Tenemos
una visión compartida de la crisis y eso permite articular protocolos de
actuación, sin improvisaciones, frente a escenarios cambiantes e inesperados,
propios de una crisis.
Cuando
empezamos esta carrera creíamos poder obtener una mayoría simple, que
permitiría sacar de la presidencia de la Asamblea Nacional a Diosdado Cabello y
cambiar, entre otras cosas, el reglamento interior de debate para poder hablar,
parlamentar, pero hoy es tal el deslave del gobierno y la dinámica positiva generada por las
acciones de la oposición-primarias, tarjeta única- que actualmente nuestra meta
de lograr mayoría calificada, técnica y
matemáticamente es viable.
Las posibilidades
Si
logramos una muy amplia mayoría puede ocurrir que sectores del oficialismo nos
pidan acelerar la transición, porque es evidente que el liderazgo bicéfalo de
Cabello y Maduro es como un collar de bolas criollas que impide que esos
sectores se reinventen. Al oficialismo le pasa en toda Venezuela lo que pasa en
Petare, donde hay una base militante que conocemos y respetamos, y que la han
puesto a votar por William Ojeda, el Potro Álvarez y el sujeto que le cargaba
el maletín a Mario Silva. Esa base está indignada, no con la oposición sino con
su misma dirección política.
La
petición de apresurar la transición responde además a algo elemental, tratar
que nos estalle la crisis a nosotros, que cuando el dólar llegué a dos mil
bolívares esté la alternativa democrática al mando de la nave del Estado.
Otro
escenario puede dibujarse en una victoria no tan clara, que obtengamos mayoría
simple y que el gobierno meta presos a
algunos diputados, intente comprar a otros y luego empiece la impunidad del
Estado como una guarimba roja contra la decisión del pueblo de emprender
cambios. Entonces se verá al TSJ, Contraloría General de la República,
Defensoría del Pueblo y Fiscalía General saboteando las decisiones de la
Asamblea Nacional, lo que generaría un choque de poderes. A esa jugada no le
rindo la ganancia.
Un
tercer escenario sería que estos señores no quieran entregar, Tibisay Lucena
dando un resultado absurdo, distinto a lo que digan las copias de las actas.
Con este sistema electoral tenemos todas las copias y además la capacidad
técnica de sumar en tiempo real. Estamos
preparados para conocer los números e incluso difundirlos si vemos una actitud
del árbitro de desacato a la voluntad del soberano.
Si
desde el CNE hasta el TSJ convalidan una barbaridad, eso marcará el final por colapso de un proyecto político
que nació como una esperanza popular, de redención y terminó como un grupo de
vivos tratando de defender su ensimismamiento en el poder.
Un
gobierno que no tiene gestión, ni dinero para satisfacer la única fábrica que ha
puesto a funcionar que es la de la corrupción, que no ha sido capaz de resolver problemas
como alimentación, seguridad y salud, y
que además pierda la legitimidad democrática formal, no tendrá vida. Si pierden
las elecciones y acatan el resultado, lograrán recomponerse si saben hacer
política con éxito, pero si son derrotados y no acatan, lo perderán todo.
Centenares de invitados al 6D
El
asunto de los observadores internacionales avanza con el mismo ritmo
tragicómico del Diosdado-Madurismo. Hace pocos días el presidente dijo, nada
más y nada menos, en la Asamblea General de la ONU, que el 6 de diciembre
habría peligro de violencia en Venezuela y pidió que los ojos del mundo estén
sobre el país. Esas declaraciones las hace el mismo señor que bloquea la
llegada de observadores electorales de las Naciones Unidas.
Existen
tres organismos que tienen experticia comprobada en materia de observación
electoral: OEA, ONU y Comunidad Europea, de resto hay gran cantidad de entes no
gubernamentales y hay otros como Unasur, Parlasur, Mercosur que quieren ejercer
esas labores. Una cosa es querer y otra es tener con qué.
Es
conocida mundialmente la carta que en mayo de este año envió el presidente de Tribunal Superior Electoral de Brasil al
Jefe Electoral de Unasur en la que solicita que la actuación de esa entidad en
Venezuela se acople a los cánones y procedimientos internacionales.
En el
país habrá una cada vez más robusta observación nacional y por otro lado
centenares de invitados que traeremos, personas con experiencia, diplomáticos,
parlamentarios y exparlamentarios. Los ubicaremos en corredores sensibles,
donde en el pasado hemos detectado irregularidades.
Ciudadanos sólidos, falsos mesías
Después
del 6D, tendré la satisfacción de haber contribuido en la lucha de nuestro
pueblo por retornar a la democracia. Hoy estamos en un campo democrático, mucho
más unido que antes. Es cualitativamente superior unirse para gobernar que
unirse para defenderse, antes nos defendíamos de un régimen de vocación
totalitaria con mucho dinero, con liderazgo galáctico. Ahora tenemos una unidad
en positivo, en torno a un proyecto de cambio.
Aquí
no habrá un suiche el 7 de diciembre y todo estará resuelto. Viene un camino
muy duro para sacar a Venezuela del sótano 42 y llevarla a la planta baja.
Los
líderes de todos los partidos políticos serán diputados, Henry Ramos Allup,
Julio Borges, Enrique Márquez, Freddy Guevara, es decir, la dirección
política de la oposición estará en el
parlamento, pero en el escenario donde realmente se va a dirimir esto será en
la sociedad.
El
cambio no provendrá de un fenómeno electoral, tenemos que construir ciudadanía
democrática, de abajo hacia arriba, de adentro hacia afuera. Tras la victoria
del 6D la Asamblea se transformará en el lugar de coordinación del campo
democrático y los luchadores sociales debemos
retornar a nuestro espacio natural de lucha y realización, que es el afecto.
La
única manera de evitar mañana falsos
mesías, que parecerán de distinto signo, es con ciudadanos fuertes,
sólidos, que exijan mejores gobiernos.
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