Páginas

lunes, 4 de mayo de 2015

Teodoro Petkoff, por Omar Barboza Gutiérrez

Omar Barboza Gutiérrez mayo de 2015

Mientras ha ocurrido en el planeta el hecho democratizador de la presencia del Internet, permitiendo que cualquier niño o adulto tenga la posibilidad de enterarse de lo que ocurre hoy, o de lo que ocurrió antes en cualquier parte, en Venezuela se observan hechos que demuestran sin lugar a dudas, la presencia de prácticas para evitar que se ejerza la libertad de expresión y de información. Pero para tratar de imponer esa política, es necesario remover los obstáculos que se presenten, y entre ellos se encuentran los venezolanos que como Teodoro Petkoff nacieron para defender sus principios y los derechos del pueblo venezolano con una honestidad que nunca ha estado sujeta a las tentaciones de la entrega a cambio de privilegios, y que como lo ha demostrado durante toda su vida, luchará por lo que cree hasta que deje de respirar. Y quien tenga dudas, que analice su trayectoria.

Luego de abrazar la creencia comunista y hacer méritos dentro de esa militancia para convertirse en una figura internacional respetada por su espíritu de lucha y su ética indiscutida, descubrió que estaba sirviéndole a una causa que en la realidad era contraria al socialismo democrático respetuoso de la libertad de pensamiento y de los derechos humanos en general, y sobre todo, contrario a respetar la voluntad de cada pueblo y sus intereses nacionales, y no podía estar al lado del comunismo soviético cuando demostraba en los hechos, que su lucha contra el imperialismo tenía en el fondo la intención de convertirse asimismo, en otro imperio con los mismos vicios y desviaciones del imperio que decían combatir. Y es por ello, que denunció ese totalitarismo cuando sus tanques aplastaron las esperanzas de libertad en Praga con el objeto de someter al pueblo checoslovaco y darle la amarga noticia a quienes creían en esa utopía negativa, de que el régimen comunista ruso tenía el propósito de imponerle a quienes en su órbita quisieran liberarse de verdad, la bota militar capaz de enterrar esos sueños a sangre y fuego.

Al romper con el comunismo, Teodoro funda al MAS que si bien no ha logrado sus objetivos originales, fue un buen aporte al debate ideológico y a la construcción de una visión progresista del futuro del país, dejando muy claro para siempre que el socialismo en el que él cree, no puede existir sino es democrático de verdad.

Su sagacidad y valor personal quedaron demostrados en sus famosas fugas cuando estuvo preso. En primer lugar, la del Hospital Militar, cuando bebió sangre para vomitarla y fingir que se estaba muriendo, con lo cual engañó a los que lo custodiaban y se fugó descolgándose varios pisos a través de sábanas amarradas unas a otras. La otra fuga, fue la del Cuartel San Carlos, cuando junto a Pompeyo Márquez y Guillermo García Ponce, se evadieron a través de un largo túnel excavado con anterioridad con mucha cautela y precisión.

Su retorno a la lucha democrática no fue un asunto de conveniencia para que no lo metieran preso, fue producto de una convicción demostrada a partir de esa decisión, siempre ha sido contundente al defender la salida democrática ante quienes guiados por la desesperación han propiciado alternativas contrarias a la necesidad de construir salidas no violentas que permitan la unidad del pueblo venezolano para avanzar cívicamente hacia una democracia con paz y en libertad.

Como periodista que no alquila su opinión, ni se ablanda ante las presiones, ha sido un constante perseguido de este régimen que solo se complace con la posición de quienes se arrodillan ante la imposición autoritaria. Eso lo llevó a salir del Diario El Mundo, y a fundar Tal Cual que se convirtió en una expresión de la sociedad democrática que quiere un cambio político profundo en Venezuela y en un buen instrumento para concientizar al pueblo sobre el fracaso del actual régimen, denunciando la violación de los derechos humanos, la destrucción de la economía nacional y la presencia de la corrupción galopante con impunidad.

Por eso, utilizando al Poder Judicial como instrumento de persecución le han seguido 8 procesos a Tal Cual, y Teodoro a sus 83 años de edad no puede salir del país para recibir en Madrid el premio José Ortega y Gasset que le otorgaron en reconocimiento a su trayectoria.

Teodoro nunca ha sido un demagogo, al contrario, muchos lo señalan de áspero en el trato, porque no adorna las verdades en las que cree. Por cierto, Ortega y Gasset en el prólogo de “La Rebelión de las masas”, expresa: “La demagogia esencial del demagogo está dentro de su mente y radica en su irresponsabilidad ante las ideas mismas que maneja y que él no ha creado, sino que ha recibido de los verdaderos creadores. La demagogia es una forma de degeneración intelectual”.

Omar Barboza Gutierrez

omarbarboza1@cantv.net

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico