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sábado, 9 de mayo de 2015

Organizaciones Civiles de Transporte de Pasajeros, @Catia_Municipio



Por Rafael Hernández, 08/05/2015

Muchas veces, cuando leemos de Economía Social, creemos que esas son cosas de los países desarrollados, o de otros países. No hemos verificado la cantidad de ejemplos con que nos topamos diariamente, ejemplos de una realidad existente en Venezuela desde hace mucho.

No vamos a entrar en los mundos del cooperativismo venezolano. Muchas veces y varios de los que escribimos en “Economía Social y Transformación” abordamos esa realidad pues es parte de una opción de vida: el movimiento cooperativo.

Una de las realidades con que nos topamos a cada rato en la realidad venezolana. Las organizaciones civiles de transporte de pasajeros.

Estas organizaciones son de un mundo intermedio, no son organizaciones de un dueño, patrón, individual. Tampoco es una organización que pertenece al gobierno en cualquiera de sus niveles: municipal, regional o nacional. No. Estas organizaciones son propiedad de un conjunto de trabajadores reunidos para prestar un “servicio público”. Una ruta.

De ahí hacia abajo encontramos distintos resultados. Con avance, sin avance. (Qué es un avance: una persona que trabaja la unidad de otro y paga una cantidad de dinero diariamente al dueño). Organizaciones con Fondos Colectivos, que apoyan a los asociados en casos de: enfermedad, ahorro, reparación del vehículo, repuestos. Organizaciones con talleres propios.

¿Quién dirige estas organizaciones? Cualquiera de los asociados que reúne una votación mayoritaria en las Asambleas de Socios. ¿Quién decide sobre los destinos de los fondos? Depende el monto. Montos grandes, si lo establecen los estatutos, debe discutirse en una Asamblea de Socios. En otros casos, montos menores, queda facultada la “directiva” para disponer de ellos. En muchos casos, estas organizaciones tienen un cuerpo de vigilancia de los orígenes y destinos de los fondos recolectados entre los asociados. Contraloría, dirían otros.

En muchos casos los vecinos, la organización de transporte y el gobierno nos hemos sentado para discutir asuntos relacionados con el servicio, calidad de los vehículos, monto de las tarifas. Desde hace tiempo, estas organizaciones andan en una crisis estructural. Congelación de tarifas. Competencia ruinosa con empresas paralelas promovidas por cualquier nivel de gobierno.

Competir contra vehículos nuevos, sin valoración del costo verdadero del servicio. Cuando estos vehículos públicos se deterioran pasan a formar parte de inmensas cantidades de vehículos inservibles propiedad del estado, concentrados en todo el país. Esa es parte de la realidad con la que se topan estas entidades, competir contra un Estado que no le interesa cuánto cuesta el servicio, sino mantener una ilusión de armonía económica que no existe en la realidad.

¿Por qué hablamos de este tipo de organizaciones? Porque, desgraciadamente, hay personas que cuando hablan de democratización de la actividad económica, no reconocen este tipo de entidad. Porque hay “democratizadores” en el gobierno que lo único que hacen es darle más y más poder a una organización central, nacional, burocrática, dejando de lado las múltiples expresiones de la Economía Social que existe desde mucho, mucho antes que la aparición de una visión “democratizadora” para atrás, que impide que los ciudadanos seamos menos dependientes de nadie.

Al contrario, nos quieren haciendo colas y rogando que llegue el producto necesario, que ellos no han sabido producir ni distribuir. ¡Viva la Economía Social!



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