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domingo, 3 de mayo de 2015

La tolerancia y lo tolerable, por @felixpalazzi

FÉLIX PALAZZI sábado 2 de mayo de 2015

La tolerancia es un valor que se consolidó en el discurso social y político a partir de los siglos XVII y XVIII. En ese entonces, la corriente liberal se presentaba como garante de los derechos del individuo y limitaba toda injerencia externa en los mismos. En nuestro presente, la tolerancia en cuanto virtud o actitud no deja de ser profundamente cuestionada. ¿Será necesaria? Se le suele interpretar como el poder que una autoridad dispensa a una persona o a un grupo, o la permisividad de una actitud que sea comúnmente considerada errónea. Pero para muchos, dicha interpretación de la tolerancia no sería más que un insulto. Nadie quiere ser sólo tolerado, sino plenamente aceptado en sus derechos y deberes, pues los derechos jamás pueden mendigarse.

La tolerancia también suele ser vinculada con actitudes como la permisividad o la indiferencia. Ordinariamente ha sido entendida bajo el siguiente lema: "que cada quien viva y haga lo que le dé la gana, mientras no se meta conmigo". Asumir esta interpretación es un problema, pues entiende a la sociedad como un vecindario claramente delimitado, con espacios amplios y sin interacción. Pero la realidad es absolutamente contraria. Ésta suele ser en la praxis interactiva y relacional. Además, esta actitud produce indiferencia, jugando a favor de grupos interesados en mantener la opresión y la exclusión en una sociedad.

¿Qué es, entonces, la tolerancia? ¿Qué es lo realmente tolerable? Al referirnos a la tolerancia ponemos la atención en el valor o la actitud que representa. Al tratar de ponderar e individuar lo tolerable podemos fijar sus límites. Obviamente, hay situaciones, personas o actitudes intolerables. Nos referimos a ellas cuando escuchamos: "esto ya no lo aguanta nadie". Fijar nuestra atención en las razones de aquello que no toleramos nos permitirá desmontar el discurso que busca sostener la exclusión y la opresión aludiendo a la práctica de este valor.

Lo primero que tenemos que identificar es que la tolerancia tiene una relación intrínseca con la verdad o lo que consideramos verdadero. Pero esto podría parecer llevarnos a un callejón sin salida, pues existen múltiples propuestas e interpretaciones que se presentan como verdaderas y reales. Entonces ¿cómo saber cuál es realmente la verdadera? De hecho, cotidianamente somos confrontados con este dilema: "tú piensa lo que quieras, que yo pienso distinto".

La existencia de una pluralidad de interpretaciones no representa un callejón sin salida en esta complicada situación. Es sano y justo que en una sociedad existan diversas formas de pensar y asumir la vida. Lo que es un error es la falta de diálogo y comunicación entre partes en conflicto, o la imposición de una parte sobre la otra. Si queremos tener un criterio de discernimiento de lo que es verdadero y tolerable tenemos que apelar a la justicia pues, de otro modo, la injusticia falsifica y pervierte aquello que es verdadero. Sólo desde la justicia sabremos lo que puede ser tolerado y lo que es absolutamente intolerable. La justicia permite restituir a cada quien lo suyo, garantizando la convivencia social.


Felix Palazzi
Doctor en Teología
felixpalazzi@hotmail.com
@felixpalazzi

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