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viernes, 1 de mayo de 2015

1 de Mayo ¡Despierta Portuguesa!, por @EdgarRiveroUNT

Edgar Rivero abril de 2015

Dice un viejo adagio, que el trabajo más productivo es el que sale de las manos de un hombre contento. En este sentido, para trabajar contento, ese hombre debe ser valorado en su justa medida. He aquí el gran detalle: la realidad en Venezuela y en Portuguesa, nos dice que ese adagio está lejos de aplicarse, con un panorama desarticulado, complicado, oscuro y muy difícil. Todo, gracias a la terquedad y al mal manejo de las políticas económicas desarrolladas por el Estado en estos últimos años y su edulcorado toque de impune corrupción.

Las advertencias, las observaciones y las propuestas formuladas por las organizaciones políticas, sindicales, gremiales, sociedad civil y expertos en economía, para colocarle freno a este desbarajuste social, se convierten en un saludo a la bandera. No hay rectificación por parte del gobierno de turno, quien todo lo impone a un ritmo despiadado y sin control, en pos de la destrucción de todo el sistema de libertades económicas y sociales. El país se dirige hacia un despeñadero sin punto de retorno: el más rancio y obsoleto comunismo.

La empresa privada vive su peor momento. Sin condiciones reales, sin materia prima, sin dólares, sin garantía de ningún tipo; obligada a transitar por el desierto de lo inconstitucional, como son el desvío y confiscación de toda su producción, expropiaciones, encarcelamientos y destrucción del aparato productivo. Resultado: menos puestos de trabajo, más desempleo, más economía informal, más pobreza, hambre y miseria. La verdadera guerra económica es la que te mantiene ocupado buscando alimentos, para que no protestes en las calles. ¡Despierta Portuguesa!

El estado desde hace buen rato comenzó a dar demostraciones de agotamiento. No soporta la pesada carga de su abultada nómina, con sus pasivos laborales. El petróleo ya no da para tanto, en una nación desangrada y sin remedio visible, para su cura y recuperación. Sin dudas, un panorama desolador ya anunciado. Todo esto indica que la situación tiende agravarse, con el paso de los meses y con cada nueva medida impuesta por el régimen. ¡Despierta Portuguesa!

Si realmente crees que uniéndote a las celebraciones de este 1 de mayo, acabarán las colas, el racionamiento de alimentos, la deficiencia en los servicios de agua, luz y aseo y tus bolsillos estarán completos para las necesidades de tu familia; anda, ve a celebrar. De lo contrario: ¡Despierta Portuguesa!

No hay nada que celebrar. Todo lo contrario, existen muchas razones para participar en las movilizaciones que surjan del trajinar político, social que la misma dinámica vaya dictando; eso sí, siempre dentro de lo que establece el marco legal vigente, pero que demuestre el descontento generalizado que existe.

Toda esta crisis, que comenzó hace 16 años y que recrudeció hace dos, la sufre la mayoría de los venezolanos sin distinción de color político, ni condición de civil, militar o religioso. Todo el pueblo venezolano que depende de un sueldo para vivir al día, con su gastos y compromisos, sufre esta escasez y el deterioro de su economía familiar; pues a pesar de las mentiras y maniobras, se hace inocultable una nevera sin alimentos, porque la inflación aplastó el dinero y éste ya no te no alcanza para vivir dignamente. En fin, son muchas las razones que nos invitan a no perder la esperanza por recuperar y cambiar el destino político de nuestra herida Venezuela.

El trabajador venezolano y en especial el portugueseño tienen en estos momentos sobradas razones para movilizarse y actuar en función de mayor bienestar y felicidad posible. Pero donde más se palpa una crisis es en el bolsillo y un aumento general de sueldos y salarios debe ser la mejor forma de dignificar a un trabajador, pero eso dista mucho de la realidad actual y eso precisamente es negativo para la salud y condición humana de la clase trabajadora como tal.

Finalmente, la movilización social es la clave para avanzar hacia una transformación plena del modelo que nos aflige y, al mismo tiempo, es el grito digno de un pueblo que dice basta a los abusos a los cuales ha sido sometido. No hay nada que celebrar, pero muchas razones para participar, hablar y actuar por ti, por tu familia, por nuestro estado. ¡Despierta Portuguesa!

Edgar Rivero


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