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jueves, 4 de diciembre de 2014

Chespirito y el humor en tiempos de crisis, por @PabloPerezOf

Pablo Pérez 03 de diciembre de 2014

El humorista mexicano, Roberto Gómez Bolaños, deja un importante legado cultural y humorístico no sólo en su México natal, sino en nuestros países ya que sus personajes traspasaron las fronteras y se hicieron famosos para muchos venezolanos y de otras nacionalidades.

Su fallecimiento ejemplifica la desaparición física de uno de los artistas que más nos hizo reír, no sólo de pequeños, sino también de adultos, porque pareciera que sus historias no perdían vigencia y sobre todo eran un bálsamo ante la crisis casi que permanente que vivimos en los países de la América de habla hispana.

Por eso su éxito, ya que no sólo los mexicanos se sentían identificados, sino que cualquier venezolano, ecuatoriano o peruano podía sentir que ese personaje estaba en sus calles y en sus penurias. Eran la representación del latino y sus dificultades.

Cuando “El Chavo del 8” y “El Chapulín Colorado” comenzaron a difundirse a través de la TV, eran tiempos de crisis en México y en otras naciones dónde aún hoy esos programas tienen elevada audiencia. En ese momento servían como una distracción oportuna ante los problemas de inflación y desempleo que los latinoamericanos vivían.

En Venezuela era distinto, cuando dichos programas comenzaron a televisarse eran mejores tiempos. La inseguridad no alcanzaba cifras tan trágicas, la inflación y el desempleo eran manejables y la escasez de productos de primera necesidad no era ni siquiera un problema incipiente.

A pesar que la crisis venezolana no estaba tan magnificada, Chespirito con sus personajes nos hacía reír, nos sacaba de la rutina diaria y marcó la vida de muchos que ayer de niños disfrutaban de sus personajes y hoy de adultos le agradecen los divertidos momentos que les hizo pasar.

Hoy la situación se invierte. En la mayoría de los países donde “El Chavo del 8”, por ejemplo, mantuvo elevadas audiencias, hoy se viven momentos de estabilidad, crecimiento y baja inflación; mientras en Venezuela los problemas se han desarrollado de tal forma que parecen no tener solución.

Los venezolanos actualmente necesitamos muchos Chespiritos, no sólo para que nos hagan reír un poco y alejarnos de la agobiante dinámica diaria, sino para recordar que con esfuerzo se pueden hacer grandes cosas. El con sus relatos nos presentaba a seres normales, a veces poco trascendentes, pero que si los analizamos encontraremos que simbolizaban los problemas comunes que tenemos en las sociedades latinoamericanas. Y algunas de esas sociedades han logrado revertir buena parte de los males que caracterizaban su realidad social.

Nuestra realidad es compleja y difícil. La crisis es profunda, pero por más difícil que sea la situación, el venezolano necesita diversión, más no distracción. Pero en medio de ese necesario relajamiento temporal, nunca perdamos la esperanza y las ganas de luchar por una Venezuela más justa, más equitativa y de progreso.

Así como en el resto de los países latinoamericanos donde Chespirito triunfó han comenzado a salir de las crisis que parecían eternas, en Venezuela podemos hacer lo mismo siempre y cuando usted como ciudadano entienda que hay que luchar por nuestro país. No pierdas la esperanza. Tenemos una nación por la cual trabajar. Te invito a ser parte de esta lucha.

Pablo Pérez

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