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miércoles, 6 de agosto de 2014

Teodoro Petkoff: “Tengo el pálpito de que la presidencia de Maduro será breve”, por @amoleiro

Por Alonso Moleiro 4 de Agosto, 2014

Para el veterano dirigente político, intelectual y escritor, el actual presidente no tiene los atributos para conducir el  ritmo de la crisis actual, cuya gravedad se ha acentuado con su decisiones. Petkoff discrepa de iniciativas como la Asamblea Constituyente o el Referéndum Revocatorio y pide máxima atención en la convocatoria a las venideras elecciones parlamentarias. Petkoff pondera positivamente las posibilidades de la Oposición en el mediano plazo, pero exige paciencia y mayor combatividad a su dirigencia.  La labor de Aveledo afirma “merece el reconocimiento de todos los venezolanos”.

¿Cuál es su balance personal de la gestión de Ramón Guillermo Aveledo en la MUD?
Lo hecho por Ramón Guillermo es sumamente importante y meritorio. Merece el reconocimiento de los venezolanos que militan en la Oposición, y de los venezolanos en general. Su talente enérgico, pero conciliador, ha sido de enorme utilidad. Hay sopotecientos factores de oposición existentes en la Mesa. Están en este momento unidos y eso tiene mucho que ver con su modo de aproximarse al hecho político y eso ha sido muy útil. Cuando me plantean el tema de su sustitución, uno tiene que pensar que, claro, siempre hay gente, pero que será difícil sustituirlo por alguien que goce de ese “goodwill”, de la buena voluntad, de todos los factores…

Puede que en ese cargo el momento actual exija la presencia de otro tipo de dirigente: un armador de juego, un ariete…
Siempre que los partidos lo asuman. Ahí estaría la dificultad: que ese nuevo cargo le robe protagonismo a los partidos y estos lo resientan. Ramón Guillermo tiene un perfil idóneo, porque no produce olas ni ruido entre los partidos de la Mesa.

El precio de eso es que, frente a los problemas del país, la dirigencia de la Mesa luce ausente del debate público. La MUD no ataja los rollings
Es un papel de los partidos: es a ellos a quienes les toca producir juego.

El desarrollo de la crisis ha hecho que algunos sectores de la Unidad comiencen a proponer abiertamente la posibilidad de una Constituyente. ¿Está usted de acuerdo?
Estoy en descuerdo con eso. En desacuerdo con la Constituyente y con el tema de La Salida desde que fueron planteados por primera vez. Creo que es una manera de desenfocar la conducta de la Oposición. La Oposición debería estar preparando, con tiempo suficiente, su participación en las elecciones parlamentarias del año que viene. Porque si la estrategia es la correcta, se fortalece la Unidad y los acuerdos unitarios, y si se sale bien de la tensión de la elaboración de las planchas, la Unidad puede ganar el parlamento: conquistar una mayoría clara por primera vez.


Persiste el escollo de la sobrerrepresentación de los circuitos: la maniobra que el gobierno y el CNE concretan para favorecer al PSUV.
Pienso que si la Oposición concurre a esta cita auténticamente unida, puede ganar el parlamento incluso a pesar de eso.

¿Cómo está observando al gobierno de Maduro?
Creo que Maduro no tiene talante de líder y no es percibido por las bases del PSUV como un verdadero líder. Eso es obvio. El tiene que apechugar con esa situación personal. No transmite. Sobre todo viniendo el país de quien viene: un liderazgo muy vigoroso, cultivado premeditadamente, como fue el liderazgo de Hugo Chávez. La diferencia es demasiado grande. No veo a Maduro como el hombre para hacerle frente a la tremenda dificultad que tiene el país, que es muy grave y de orden económico, social y político.  Tal como lo pensé cuando quedó investido como presidente, tengo el pálpito de que su presidencia va a ser breve. No porque venga un golpe, sino porque la gravedad de la crisis produzca un arreglo dentro del PSUV que fuerce su renuncia y la convocatoria a unas elecciones.

Y que la velocidad de los hechos, la escasez, la inflación, produzca una dinámica que Maduro no pueda detener.
Si. Para allá vamos. Eso está comenzando a hacerse visible.

La presencia de las masas en la calle y las exhibiciones de descontento popular han sido imposibles de ocultar en este año. ¿Qué interpretación tiene de lo que ha sucedido en estos meses?
La explicación es obvia; el país está muy maltratado. El gobierno no atina a darle salidas y soluciones a los problemas. Más bien navega sobre ellos. Es lógico esperar que las reacciones populares en estos meses sean esas. Las que vimos en los primeros tres meses del año.

La MUD parece haber ejecutado su encomienda, sobre todo en los momentos electorales. Otras voces, de manera creciente, le exigen en este momento mayor protagonismo en el manejo de la crisis durante el diario vivir.
Yo coincido completamente contigo en esa apreciación. Para mi gusto, la MUD es demasiado pasiva. El país necesita una oposición que, democrática y constitucionalmente, ejerza genuinamente su derecho a oponerse. Que lo haga en verdad, con fuerza, con contundencia. Con una postura en la calle.
¿Eso no fue lo que hizo Leopoldo López?
No, porque el planteamiento de La Salida tiene un trasfondo, obviamente…

…rupturista?
Bueno. No quiero decir que golpista, pero apunta a un desenlace que tiende a ser traumático.

Cuesta mucho a estas alturas hacer interpretaciones lineales en torno a si esto es ya una democracia.
Pero también cuesta mucho decir que es una dictadura.

Las tendencias que trae consigo el chavismo en su estilo de gobierno parecen haber hecho una crisis con componentes sistémicos. Eso nos ha colocado en medio de una grave decadencia de todos los órdenes. Es difícil interpretar sobre cuál parámetro este país podrá emprender una recuperación aceptable mientras estos sean los gobernantes y ésta la forma de gobernar.  Podríamos estar en el extrainning de este período histórico. ¿Cuánto tiempo más tendrá que estar el país así?
Estas situaciones exigen mucha paciencia. Son los momentos en los cuales se pueden cometer errores. Errores de apresuramiento, de no manejar adecuadamente el “timing”. Hay que dejar que la crisis madure, que avance.

¿Cómo evalúa el comportamiento de Henrique Capriles en estos meses?
Creo que él viene cumpliendo bien su rol. Es activo, circula y en general habla con pertinencia.

¿Se siente optimista con el futuro del país y las posibilidades de la Oposición?
Mantengo el optimismo, siempre y cuando las condiciones que planteaba en torno a la MUD se den. Si la Unidad sale fortalecida, recoge los cabos sueltos y formaliza una propuesta con contenido, lo puede lograr. No debería ser tan difícil; otras veces lo han hecho. Formalmente, la Oposición está unida: está en la MUD, que es una instancia que existe y expresa esa Unidad. Aquí nadie ha roto con la MUD. Se trata de superar divergencias y contradicciones, que tampoco son muy hondas, porque si lo fueran la MUD no existiría. Se acaban de volver a sentar. Pero de permanecer en la misma situación de ahora, las condiciones será, de nuevo, adversas.

¿Qué le parece el Congreso Ciudadano que están convocando algunos sectores de la Oposición?
Me luce como una huida hacia adelante. ¿Lo que está planteado no es la concurrencia a las elecciones parlamentarias del año que viene, que ya se están acercando? Habrá que ver qué pasará. El año que viene es electoral.

Sus organizadores sostienen que no persiguen suplantar a la MUD, sino organizarse, hacer un diagnóstico y aportar en el debate.
Las buenas intenciones enunciadas siempre se ponen adelante. Cuidado y si luego de eso no tenemos a la MUD organizándose para unas elecciones y a los del Congreso Ciudadano, que también son de la MUD, metidos en otro proyecto. Dentro de la MUD eso se habría podido proponer anunciando, por ejemplo, sesiones para diagnosticar los problemas del país.

Se ha hablado de otras opciones constitucionales: Referéndum Revocatorio, una renuncia ¿Las considera válidas?
En este momento no estoy de acuerdo con nada de eso. Es decir, pienso que no están dadas las condiciones para plantearlas. Sigo pensando que hay algo prioritario: ganar las elecciones parlamentarias, que sería una gran conquista, un haber fundamental. Orientar todos los esfuerzos a ganar esas elecciones, que es completamente posible.

Viéndolo bien, pedirle la renuncia a Maduro no tiene nada de herético. Es un recurso de la acción política y un derecho constitucional. Chávez y Rangel siempre se la pedían a Caldera.
Si ese recurso se mete en la acción política cotidiana, en el marco de la consulta del año que viene, intentando con eso proponer un despeje del panorama político del país, podría ser. Si se hace demasiado énfasis, el gobierno estaría en sobreaviso. Lo pondríamos en guardia. Las cosas se podrían enturbiar un poco.

Luego de lo hecho durante estos meses, de la dureza de la represión, de las maniobras de la Fiscalía y el CNE,  con los actuales niveles de censura, que son muy peligrosos… con todo lo hecho hasta el momento,  ¿piensa que el chavismo va a entregar el poder de forma fluida y acordada si pierde en una consulta? ¿Usted todavía piensa eso?
Ahí entramos en el terreno de las profecías. Es un planteamiento un poco esotérico. Eso siempre dependerá de las circunstancias concretas. Si el chavismo pierde por un margen estrecho, tiene argumentos para decir que han existido chanchullos e intentar objetar su derrota. Si el margen de la victoria es muy amplio, no tendrá otra. Un margen amplio lo que significa es que, si los chavistas arrebatan y no reconocen los resultados, todo el mundo agarra la calle.

Capriles, entonces, difícilmente hubiera podido gobernar en Venezuela con una victoria expresada en décimas, como probablemente ocurrió en abril de 2013. La Oposición necesita un mandato un poco más amplio.
Claro, completamente. Se le habría hecho muy difícil gobernar. Es muy importante que, en torno a la posibilidad de cambios electorales, haya una movilización ciudadana, popular y efectiva. Pero para eso es necesario que la propia Oposición actúe antes. Es un círculo virtuoso.

La sociedad venezolana en general está dando profundos síntomas de agotamiento en torno al país. No diseñar una política que interprete la profundidad de la crisis podría conducir a una auténtica desbandada migratoria.
Bueno, digamos que esto ya está pasando, de alguna manera, todavía goteadito. Podría acelerarse o no, dependiendo de un buen resultado, por ejemplo, en las elecciones parlamentarias del año que viene. Siempre que el gobierno no arrebate, que no se atreva a hacerlo. Un buen resultado electoral, que ahora es más posible que nunca, produciría un estímulo general en torno a un cambio en el país. En la formación de las leyes, nada menos.

El Padre Ugalde comentó hace una semanas que la idea de esperar a que la tensión actual nos haga desembocar de forma inercial en el 2019 es moralmente inaceptable. Que ése no puede ser un planteamiento político en este momento. ¿Qué opina usted?
Todo tiene su momento. No me parece conveniente decir eso, como sostiene Ugalde, pero tampoco me parece cónsono decir que no podremos esperar hasta 2019. Es un dato de la realidad, un hecho de la vida: ahí está esa fecha electoral. Ahora, tenemos otras importantísimas: las parlamentarias. Y otra más por ahí. Sin necesidad de hacer profecías de tan largo plazo, porque ciertamente puede ocurrir que lleguemos al 2019 sorteando la crisis, pero también es probable que el gobierno constitucionalmente no pueda terminar. Si la crisis se profundiza, si todos los elementos cotidianos se hacen más duros, puede ocurrir que haya un desenlace antes.

¿Qué opinión tiene del impasse con Aruba y los señalamientos en contra del ex jefe de la DIM en el chavismo, Hugo Carvajal? El gobierno de Venezuela ha asumido una defensa total de su figura y ha cerrado filas en torno a su prestigio.
Como no es ahora que el nombre del general Carvajal suena como vinculado el narcotráfico, sino que tiene varios años en eso, en especial mientras estuvo en la DIM, pues uno tendrá que concluir que si el río suena, piedras trae. Yo no tengo ningún elemento de juicio que me permita afirmar que él está vinculado con el narcotráfico, pero tampoco tengo razones para pensar que no lo está. Se está hablando de este tema desde hace mucho. Al poner ambas posturas en una balanza, tiendo a creer que en efecto algún vínculo puede tener Hugo Carvajal con el narcotráfico, en virtud del tiempo que tiene el tema planteado.

La jerarquía del PSUV no ha querido entrar a debatir los fraudes cambiarios, la escasez de divisas, la corrupción en Cadivi, las causas del desabastecimiento. Pese a los reclamos de muchos de sus sectores: ex ministros, dirigentes, académicos y periodistas. Eso habla de un gravísimo estado de complicidad general y de corrupción, nunca antes vistos en Venezuela, lo que ya es decir. Se debate muy poco en torno a las ramificaciones de la descomposición en todos los estamentos del país. ¿El PSUV todo lo mete debajo de la alfombra?
Así es, eso hace. Y lo peor es que lo ha hecho con éxito hasta el momento. Es muy poco lo que está en el debate público en relación con lo que ocurre en verdad con la corrupción, que es peor que en cualquier otra época venezolana. Hay razones para pensar que este es el gobierno más corrupto de toda nuestra historia: el botín es más grande y los niveles de impunidad muy superiores.


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