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jueves, 14 de agosto de 2014

La frontera, el cierre y el estado de excepción por @carome31

Carlos Romero Mendoza 13 de agosto de 2014
@carome31

Desde que nací, y por un período de 20 años al menos, el viaje a San Antonio del Táchira, vía Rubio o vía Capacho fue rutina todos los fines de semana para compartir con familia en ese punto geográfico que sirve de entrada o salida de Venezuela.

Siempre esa frontera ha sido dinámica y ha permitido garantizar una experiencia intercultural de diversidad permanente y enriquecedora para las comunidades de un lado y del otro lado de la frontera. 

Recientemente tuve la oportunidad de regresar a San Antonio del Táchira y nuevamente recorrí aquella carretera, que expone la belleza natural y la especial topografía de las montañas andinas.  Las mismas curvas, los mismos pasos, el mismo paisaje del recuerdo siguen casi intactos 4 décadas después de mí primer viaje.  

Aquél viaje del recuerdo que consumía 1 hora se ha transformado en 3, 4 o hasta 5 horas de viaje, no sólo por el exceso de vehículos, sino además por el retardo que ocasiona el doble control fronterizo que hoy existe.   Se mantiene la histórica Alcabala de Peracal, en donde siguen –como es obvio-  solicitando la cédula y revisando el maletero del carro.

La novedad es que ahora, hay otra Alcabala a pocos metros de Peracal, que aprovechándose de la infraestructura de lo que fue en un tiempo el peaje, duplica el esfuerzo, aparentemente refuerza el control y lo que si comprobé es que  genera mayor retraso en la movilidad y tránsito en la zona, siendo los más afectados quienes por allí deben transitar por dinámica diaria.  Esta ha sido una de las razones por las cuales el aeropuerto ya no funciona.

San Antonio del Táchira, llegó a ser la puerta de entrada al estado pues allí se encontraba el principal aeropuerto, hoy el mismo está allí, sin operatividad diaria y como recuerdo de un tiempo pasado.    Visitarla impone todo un ejercicio de planificación estratégica que pasa por evaluar oportunidad para viajar, capacidad de conseguir gasolina y voluntad de un conductor que con paciencia asuma el volumen vehicular que genera el control fronterizo.

El control de gasolina, ha golpeado desde hace años al Táchira y a su dinámica se han acostumbrado los ciudadanos.  Esta política de control, hoy demuestra, que lejos de reducir el contrabando, como advirtieron hace un tiempo atrás, lo que si ha logrado es un impacto negativo, real y medible de la libre movilización de los ciudadanos.  La letra de la canción “Tierra Tachirense” resulta en la actualidad, la única vía posible de poder experimentar sin grandes dificultades las bondades que ofrece el paisaje de una tierra que en el pasado fue calificada turísticamente como  “Manantial de Belleza”.

Aquella realidad de escasez y corte del servicio eléctrico dejó de ser un cuento del tachirense, para pasar a ser un cuento del venezolano.

Ahora el gran cuento tachirense es el contrabando, un tema que no es nuevo, cualquier vecino de la frontera venezolana, independientemente del nivel de instrucción, puede advertir con ejemplos concretos, que la única forma de combatir el contrabando, no otra que empezar por mejorar la maltrecha economía venezolana.  Son los vecinos de San Antonio y Ureña los testigos directos del engaño que significó la campaña de un Bolívar “fuerte”.

Es inédita la decisión del cierre de la frontera, por aire, mar y tierra. Ya por aire no se puede llegar desde hace rato, por mar, ¿quién lo habrá intentado? Y por tierra resulta una odisea.   ¿Sucederá igual en Zulia y en el Municipio Páez del Estado Apure?.   ¿Será una medida en respuesta a un pueblo que ha levantado su voz de protesta?.  

Por lo tanto, hay que repetir a ver si entendemos,  el tema no es el contrabando, es la política económica del país  que hace rentable –como si se tratara de una política de estado- la existencia del contrabando.  

El contrabando es tema político que ha estado allí, por años, pero sólo ahora es que se convierte en un gran problema nacional y mediático.   Por cierto, ¿cuántos años han pasado de revolución y aún sigue pendiente la tarea de aprobar una Ley especial para la Frontera?.   La Revolución ha tenido todo el poder del Estado y una Asamblea exclusivamente revolucionaria para dictarla y no lo ha hecho.

El cierre de la frontera en el Táchira, peligrosamente advierte de una especie de estado de excepción en el marco de la Defensa Integral de la Nación, y pone énfasis en el contenido del Plan de la Patria, que en su objetivo 1.7 ya incluye o prevé la necesidad de “adecuar el aparato económico productivo, la infraestructura y los servicios del Estado, incrementando la capacidad d erespuera a alas necesidades del pueblo ante posibles estados de excepción en el marco de la Defensa Integral de la Nación”.

¿La excusa del contrabando y la guerra económica, enmarcada dentro del Objetivo histórico 1, que llama a lograr la independencia, permitirá que esa medida excepcional del Táchira, empiece a traducirse de otras formas de control sobre nuestras libertades ciudadanas?.  El mar de la felicidad que en el Táchira se ha vivido en el pasado, alcanzó con sus olas a todo el país, ¿se repetirá con otras medidas de excepción?.

Carlos Romero Mendoza

@carome31

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