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miércoles, 16 de julio de 2014

País potencia o país carencia

Escrito por Fernando Luis Egaña Lunes, 14 de Julio de 2014

Uno de los cuentos más absurdos de la llamada “revolución” es que iba a convertir a Venezuela en un país potencia. Ninguna hegemonía despótica y depredadora es capaz de hacer eso  en ninguna parte del mundo. Todo lo contrario. Y ese es el caso de Venezuela. No sólo no se anduvo un milímetro en la dirección de país-potencia, sino que nuestro país se ha transmutado en un país-carencia.

En la Venezuela del presente, todo lo que debería haber, falta; y lo que debería faltar, sobra. Carencia de lo bueno, necesario y útil para el conjunto de la población, como seguridad personal, progreso económico, convivencia social, derechos garantizados, oportunidades para los jóvenes, etcétera. Y abundancia de lo malo y gravoso para los venezolanos: violencia criminal, autoritarismo y mandonería política, caos económico, etcétera.

Si es que la reciente asamblea de la Conferencia Episcopal Venezolana, acaba de denunciar la existencia de “una atmósfera social asfixiante que empuja a algunos a abandonar el país, a muchos les hace perder la esperanza de lograr un cambio real de las condiciones socio-políticas y a otros, en fin, los lleva a asumir actitudes violentas”. Nada de lo cual tiene que ver con el cuento del país-potencia. Ni un átomo que ver.

La verdad sea dicha, la hegemonía roja no se contentó con malbaratar la oportunidad de desarrollo más destacada de toda nuestra historia, fundamentada, claro está, en la prolongada y caudalosa bonanza petrolera internacional del siglo XXI. No, no se contentó. Es que también se ensañó con los activos que poseía el país y los fue derruyendo uno a uno, hasta dejar un inmenso cementerio de carencias.

Pdvsa hipotecada y canibalizada, las empresas de Guayana prácticamente no funcionan, el sistema eléctrico sumamente deteriorado, los demás servicios públicos también, la salud y la educación en condiciones aún más precarias, y la economía nacional vuelta un trapo agujereado, sin siquiera tener divisas para pagar las deudas a las líneas aéreas. Y mientras todo esto acontece, Maduro y compañía insisten en que vamos por el rumbo seguro del país-potencia...

Y hablando de país-carencia, que es lo que somos a pesar de que el barril de petróleo se cotiza en 100 dólares, busque un repuesto de vehículo, o alguna medicina específica, o muchos de los alimentos principales de la dieta básica, o productos de aseo personal o del hogar, o pare usted de contar, y se sabe lo difícil que se hace, porque hay carencia de todo lo bueno, necesario y útil.


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