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jueves, 31 de julio de 2014

Inconstitucional militarización del Estado y la sociedad en Venezuela


Comunicado GRUPO ÁVILA

La progresiva militarización de la sociedad y el Estado es uno de los objetivos fundamentales del gobierno del presidente Maduro. La administración pública, las empresas del Estado, el Servicio Exterior, las Gobernaciones  y las Alcaldías están siendo colmada de profesionales militares, en total se estiman aproximadamente 1.700 profesionales militares activos que se agregan a un número mucho mayor de retirados.

La Fuerza Armada ocupa funciones que en toda sociedad democrática son para civiles. En las regiones hay una subordinación de las autoridades civiles a las autoridades militares  de las Regiones de Defensa Integral (REDI), que generalmente manejan recursos superiores a los primeros  para atender los problemas de salud, programas de vivienda, sistema de suministros de alimentos y sistema electoral, con autoridad real sobre la actuación del ciudadano en el acto del sufragio.

A las Fuerzas Armadas regulares hay que agregar los centenares de miles de civiles regimentados e indoctrinados en las “Milicias Populares”, verdadero brazo armado del partido de gobierno. Con el nombre de “unidad cívico-militar”, se quiere encuadrar militarmente a la mayor parte posible de la sociedad civil con el objetivo de facilitar su adoctrinamiento, movilización y control.

Aún más grave es el  modelo de seguridad nacional al que responden: seguridad alimentaria, plantel industrial estatizado, seguridad de comunicaciones,  división territorial y desarrollo de infraestructura en función de planificación de conflictos internos y externos, exclusión política y reserva de funciones (caso Servicio exterior, Judicatura, FAN, etc.), armamentismo y la conformación de alianzas internacionales en base a modelos de conflicto, por citar algunas manifestaciones.

Es evidente que el modelo encomendado al estamento militar no ha tenido resultados positivos en materia de asegurar nuestra soberanía, resguardar nuestras fronteras, combatir algunos flagelos como tráfico de drogas. Por el contrario, está llevando al país al desastre y está penetrado de factores antinacionales (Cuba, narcotráfico, corrupción).
 Este fracaso operativo del estamento militar como un todo en el desarrollo del modelo, y su politización, realizada ex-profeso para subordinarla a un partido político, la ha incapacitado para una apreciación objetiva del interés nacional y la está convirtiendo en una fuerza cuyo enemigo parece ser cada vez más la sociedad civil. 

Además, recientemente, se crearon las “Brigadas especiales contra las actuaciones de los grupos generadores de violencia” (BEGV), adscritas al Ministerio del Interior. Estas Brigadas  acompañarán a la Guardia Nacional y a los llamados “colectivos” civiles armados en la represión de las manifestaciones pacíficas de la oposición. Siguiendo el ejemplo cubano, el gobierno se está apoyando crecientemente en un sector militar. Hace poco el  Tribunal Supremo sentenció que los miembros de la Fuerza Armada pueden apoyar a un partido político y participar en sus actos, violando claramente la Constitución.

El militarismo es una deformación de la profesión militar, que tiende a convertirse en  una usurpación, por parte del estamento militar, del poder de autodeterminación del pueblo, al utilizar  ilegítimamente la amenaza o la fuerza de las armas que el mismo pueblo le otorga en custodia. En democracia las instituciones políticas son fuertes y las fuerzas armadas son profesionales, apolíticas, obedientes y no deliberantes. En cambio el militarismo es  cada vez  más una característica típica de  sociedades atrasadas, despóticas y con graves carencias de gobernabilidad.

La Constitución venezolana dice que: “La Fuerza Armada constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política…está al servicio de la nación y en ningún caso de persona o parcialidad política…”.  Efectivamente, en democracia las Fuerzas Armadas  no pueden ser otra cosa que institucionales, profesionales y sobretodo apolíticas,  porque tienen en custodia las armas de la totalidad de la nación, constituyen el brazo armado del Estado, que tiene el  monopolio de la violencia legítima. Por tanto,  no pueden intervenir en la lucha  política, porque se convertirían en un partido armado. 

Las Fuerzas Armadas respetadas por sus pueblos son las FAN eficientes, institucionales y  profesionales que acatan y velan por el cumplimiento de la Constitución. Es necesario alertar a la opinión pública en general y en particular  a la comunidad democrática internacional sobre el creciente e inconstitucional proceso de militarización de la sociedad y el Estado venezolanos. 

Caracas, 29 de julio de 2014 

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