jueves, 3 de abril de 2014

Vivir en el amor

MARÍA DENISSE FANIANOS DE CAPRILES miércoles 2 de abril de 2014


Hoy publico parte del mensaje del Cardenal Jorge Urosa Savino para este santo tiempo de Cuaresma. Nos puede ayudar mucho para reflexionar en estos días que han sido tan convulsionados.

"Vivir en el amor, ¡no a la violencia! (Cfr. Ef 4, 15).

Queridos hermanos y hermanas: Estamos ya de lleno en el santo tiempo de Cuaresma. Estos cuarenta días que preceden la celebración de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo son un tiempo propicio para renovar y fortalecer nuestra vivencia de la fe y nuestro amor al Señor. Con frecuencia escuchamos en la liturgia la invitación de los profetas, de San Juan Bautista y del mismo Jesús a convertirnos. Es decir, a salir del pecado y a vivir"de verdad en el amor", como nos enseña San Pablo (Cfr. Ef 4,15).

Convertirnos, mis queridos hermanos, es dejar a un lado el pecado, la tibieza espiritual o la indiferencia religiosa, cambiar de vida, crecer en nuestra vivencia de la fe. Si queremos ser fieles al Señor Jesucristo, cuya Palabra es palabra de vida eterna, tenemos que convertirnos. Él nos invita a "ser perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto" (Cf. Mt 5,48).

Para ayudarnos la Iglesia nos propone las prácticas cuaresmales de la oración, la penitencia o mortificación, y la práctica de la limosna o caridad cristiana. La oración, -hablar con Dios, meditar en su amor, conocer mejor sus enseñanzas, elevar nuestra alma hacia las cosas de Dios-, es un privilegio del ser humano. Los invito entonces a dar más tiempo y valor a la lectura de la Biblia, a pensar en las cosas de Dios, a intensificar las prácticas religiosas como el Rosario, la oración personal, las visitas al Santísimo. Los invito a recibir el Sacramento de la Penitencia y, sobre todo, a participar cada domingo en la Eucaristía, que es la celebración de la muerte y gloriosa resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, y recibir frecuentemente la Sagrada Comunión.

La mortificación o sacrificio es, por un lado, soportar de buena gana las dificultades de la vida, y también dejar a un lado algunos gustos, placeres y comodidades, por amor a Dios para unirnos a los sufrimientos de la pasión y muerte de nuestro Divino Salvador. Al privarnos de algo que nos guste, o hacer bien lo que nos cuesta, dominamos nuestras malas inclinaciones y fortalecemos nuestra voluntad para luchar contra el pecado.

La práctica de la limosna, de la caridad hacia nuestros hermanos más necesitados, es también una práctica que nos lleva a ser generosos, a ayudar a los demás, a tener una actitud permanente de bondad y solidaridad, propia de quienes sabemos que el mandamiento supremo es amar a Dios por sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos (Cfr. Mt 22,36-39).

La práctica concreta de la caridad, la vivencia del amor cristiano es algo fundamental, y al mismo tiempo muy necesario en las circunstancias en las cuales nos encontramos. En las últimas semanas muchas regiones del país y nuestra ciudad de Caracas han sido escenarios de serios conflictos políticos y sociales, con una gran carga de violencia, que ha dejado algunas personas fallecidas y muchos heridos. Y que, además, ha estimulado el odio y el resentimiento en muchas personas.

Pues bien: independientemente de la simpatía política de cada uno, es necesario que los católicos desterremos de nuestros corazones el odio, el rencor, la venganza. Ya nos hemos referido a estos problemas en documentos de la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana... Allí rechazamos la violencia, venga de donde venga; llamamos al Gobierno a respetar los derechos de los ciudadanos a manifestar, y le pedimos que atienda las exigencias de quienes protestan y resuelva los problemas que están en la raíz de las mismas. Igualmente, (...) exigimos sanciones para quienes puedan haber delinquido en las manifestaciones, y en la represión de ellas por civiles armados y por funcionarios de cuerpos de seguridad del Estado.

Quiero invitarlos a que, manteniendo la defensa de nuestros derechos, saquemos de nuestros corazones el odio y el rencor, y vivamos de verdad en el amor. ¡No a la violencia! Cumplamos con nuestros deberes cívicos de acuerdo a nuestra conciencia, pero hagámoslo teniendo en cuenta lo que dice el Señor en el Sermón de la montaña: "Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial" (Mt, 5, 44-45).

(...) Aprovechemos la Cuaresma para crecer en la vivencia de nuestra fe, para salir del pecado, para intensificar la práctica religiosa, para ser cada vez mejores, para vivir, realmente, de verdad, en el amor a Dios y amor al prójimo. Repito: No a la violencia.

Quiero pedirles que en esta Cuaresma oremos mucho por Venezuela, para que los venezolanos podamos resolver nuestros problemas de manera pacífica, buscando todos el bien común... Encomendemos estas intenciones al Señor por la maternal intercesión de María Santísima, Nuestra Señora de Coromoto".

Tomado de:
http://www.eluniversal.com/opinion/140402/vivir-en-el-amor

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