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jueves, 3 de abril de 2014

Dedicatorias: a los Presidentes de Unasur con todo cariño, Gustavo Yepes


Gustavo Yepes, 01/04/2014

Iba a comenzar el escrito haciendo referencia a los nobles principios democráticos y de defensa de los DDHH que supuestamente inspiraron la creación de unasur, pero la verdad pretendo que este artículo sea serio, muy serio, y no desearía comenzar provocando carcajadas. La realidad es que este club de presidentes ha reaccionado en defensa de sus asociados con la agilidad de una gacela, y ha mostrado la pasividad propia de una pereza cuando uno de ellos asesina a sus instituciones y a sus ciudadanos.

Cada uno de los miembros del club tiene una trayectoria que lo ha conducido a su alta investidura, desde donde, con su decidido o moderado apoyo, o con su silencio, se han hecho cómplices de la terrible situación que hoy sufrimos los venezolanos. Hoy quiero dedicarle a cada uno de ellos, con base en su particular trayectoria, un pedacito de nuestra miseria.

A Cristina de Argentina le voy a dedicar la desesperación de nuestros enfermos que no encuentran medicinas, de nuestras madres que no consiguen leche o alimentos para sus hijos, de nuestros compatriotas que pasan largos periodos de tiempo sin agua, sin electricidad, sin gas. El dinero que ha debido destinarse a esos menesteres ha ido a parar en menudencias como pagar una gran porción de la deuda externa de su país o se ha escapado en maletines para engrosar las arcas de sus campañas, esto sólo como un ejemplo de las ingentes cantidades de dinero que el finado y su heredero han regalado a otros gobernantes para asegurar sus apoyos y su complicidad.

A Evo de Bolivia le dedico el atropello, el sufrimiento y la humillación que sufre nuestro  pueblo cada vez que sale a protestar, utilizando el mismo derecho que él, en su momento, ejerció en su país y que finalmente lo catapultó a la obtención de una membrecía en el exclusivo club.

Dilma de Brasil comenzó su carrera política cuando era estudiante y tuvo una activa participación en contra de la dictadura militar en su país, lo cual le valió persecución, tortura y cárcel. A ella le dedico el futuro de nuestros valientes estudiantes, que hoy son perseguidos, torturados y encarcelados por gorilas que no se diferencian en nada de quienes fueron sus perseguidores. También quiero dedicarle la ruina de tantos empresarios y la pérdida de tantos empleos de venezolanos que han beneficiado enormemente a sus empresarios y a sus trabajadores.

A Michelle de Chile le voy a dedicar el dolor y el sufrimiento de los familiares de todos los perseguidos políticos que se encuentran en la cárcel o en el exilio, muchos de ellos acusados de “traición a la patria”, el mismo crimen que le fue imputado a su señor padre como pretexto para encarcelarlo, torturarlo y dejarlo morir. En su carácter de supuesta defensora de los derechos de la mujer, también le dedico la valentía, el espíritu y la entereza de la mujer venezolana, que se puede resumir en la frase de la madre de un joven fallecido durante las protestas: “No me den el pésame, sigan con la lucha de mi hijo".

Juan Manuel de Colombia nos demostró en su momento, en contra de toda lógica, que “el amigo de mi enemigo es mi mejor amigo” y a él le dedico los sufrimientos de tantas familias víctimas del secuestro, el asesinato y la vacuna, a ambos lados de la frontera, por la guerrilla que ha desangrado al hermano país y ha pretendido desangrar al nuestro, con el apoyo decidido de su mejor amigo y de su fiel heredero.

A Rafael de Ecuador le quiero dedicar el desastre económico que hoy ahoga a nuestro país en unos índices de inflación y desabastecimiento desmesurados, mientras él, graduado de economista en el imperio, se rindió al odioso dólar como su moneda nacional, ha logrado índices económicos muy positivos para su país, y tiene la desfachatez de aplaudir y apoyar decididamente la gestión que ha conducido a nuestro desastre económico.

A Donald de Guyana, antiguo Secretario de la Unión de Agricultores en su país, le dedico el despojo que ha hecho el régimen a una inmensidad de terrenos que antes eran productivos, así como el abandono criminal del sector agrícola, lo cual ha agravado la crisis alimentaria y nos ha hecho cada vez más dependientes de otros países para poder llevar comida a nuestra mesa.

A Horacio de Paraguay, exitoso dirigente deportivo, le dedico la situación de nuestro deporte, merecedor de algunos indudables éxitos individuales y colectivos, cada vez más condicionado a la ideología o al desembolso de dinero a manos llenas, que no siempre va a quien debería ir.

A Ollanta de Perú, un militar que siguió el mismo camino del difunto venezolano y consiguió el mismo objetivo, le quiero dedicar la ignominiosa huella de sangre y de corrupción que están dejando muchos de nuestros militares al darle la espalda al pueblo que debe defender, sumisamente arrodillados ante un poder que es controlado desde una pequeña isla caribeña.

A Desi de Surinam, actual presidente pro tempore de unasur, quien por cierto no puede salir del país que gobierna porque tiene una orden de captura internacional por el delito de narcotráfico, le dedico la total y absoluta impunidad superior al 90% en los más de 200.000 asesinatos  cometidos durante los últimos 15 años. Esa dedicatoria incluye el dolor de todas las familias venezolanas víctimas de esa impunidad que se ha convertido en “marca registrada” del régimen.

A José, Pepe, de Uruguay,  miembro prominente de los originales Tupamaros uruguayos, lo cual le costó 15 años de prisión, le dedico el terror y las muertes causadas por los colectivos organizados y financiados por el régimen. También le dedico el horror de nuestras cárceles, antros de muerte y corrupción, y escuela de asesinos al servicio del poder.

A todos, sin excepción, les dedico los recuerdos de la solidaridad, la generosidad y la hospitalidad que el pueblo venezolano  y sus gobiernos democráticos les brindaron a tantos suramericanos perseguidos y desplazados por las dictaduras y por sus conflictos internos, sin distingo de creencias políticas. Les dedico las cuantiosas fortunas que han hecho propios y extraños a costa de nuestras miserias. Les dedico nuestro presente y nuestro futuro.

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